viernes, 29 de agosto de 2014

Razones por las que comes cuando no tienes hambre

Normalmente, comemos cuando tenemos hambre o, al menos, así es cómo debería ser. Pero, otras veces, utilizamos la comida como solución temporal a nuestros problemas, tratando de controlar con ella nuestras emociones. 
Un ejemplo que seguro te resulta familiar. Vuelves del trabajo cansada después de un día estresante. Tu cuerpo necesita hidratos de carbono y lo más rápido es suplirlo con una dosis de azúcar. Como no te apetece cocinar, recurres al chocolate mientras te recuestas en el sillón. 
Como esta, hay mil situaciones en las que comemos por alegría, por tristeza, por aburrimiento, para saciar la sensación de vacío… A esto se le llama hambre emocional: buscar alimentos para conseguir bienestar. Por eso, como nos advierten los expertos en Psiconutrición de la Clínica AvanClinic de Madrid, hay que aprender a identificar las señales que emite nuestro cuerpo para saber cuándo realmente tenemos hambre (es decir, el cuerpo necesita nutrientes) o estamos nerviosos. “La comida es una necesidad con la que tenemos que aprender a relacionarnos de forma adecuada. No debemos utilizarla como premio o castigo. Hay que hacerlo sin sufrimiento, sin ansiedad, con calma”, nos explican los expertos.

Los programas de Psiconutrición tratan, precisamente, de ofrecer un plan nutricional personalizado que combina la Psicología y la Nutrición y que promueve un cambio mental en nuestra conducta en la mesa. El objetivo es que reformulemos nuestras costumbres y adquiramos nuevos hábitos más saludables. Por ejemplo, podemos comenzar por preguntarnos: ¿y si sabiendo que iba a llegar a casa con hambre hubiera tomado un tentempié antes de llegar? ¿y si al llegar a casa tuviera preparado en la nevera algo rico y saludable y simplemente tuviese que sacarlo y tomarlo? ¿y si consiguiera ordenar mi vida para hacer todo aquello que sé que debería hacer para sentirme bien? Hay gente que lo consigue… 

Los expertos en Psiconutrición inciden en que estos programas son aplicables a cualquier persona. “Todos generamos distintas relaciones con la comida, que son cambiantes y únicas, y que, a la vez, están relacionadas con el resto de aspectos de nuestra vida: trabajo, relaciones personales, sexualidad, salud… “. Sin embargo, son especialmente útiles en el tratamiento de problemas de sobrepeso o en la detección de trastornos alimenticios. “La Psiconutrición va a detectar problemas de trastorno alimentario en primeras fases y puede ayudar a superarlos, pero cuando el problema ya ha aparecido la solución debe pasar a manos de equipos especializados”, aclaran.

-Tomado de la red-

martes, 5 de agosto de 2014

Solo comer menos no resuelve la “obesidad emocional”

Solo comer menos no resuelve la “obesidad emocional”
TOMADO DE LA RED

La obesidad tiene mucho que ver con conductas psicológicas, por lo que centrarse solo en dietas y comer menos no la resolverá. la comida se relaciona con premios y celebraciones y eso es peligroso.

Cuidado: es común premiar a los pequeños con comida (como "ir al burguer") si se portan bien. Eso puedeoriginar una relación enfermiza con la comida.
Foto: Thinkstock
Disminuir la cantidad de alimentos o incluso eliminar algunos de ellos de la dieta puede no surtir efecto en la pérdida de peso, o incluso empeorar la situación de quien quiere adelgazar, pues en algunas personas la restricción interfiere en los mecanismos emocionales provocados por cuestiones personales que son las que necesitan ser abordadas.

Es lo que explica el psiquiatra Arthur Kaufman, del departamento de psiquiatría de la facultad de medicina de la Universidad de Sao Paulo (USP). Según él, es posible tratar trastornos de la alimentación y pérdida de peso mientras la persona sigue comiendo normalmente.

"Comer puede representar, más que una necesidad del organismo, un asunto emocional", dijo el experto para señalar que la comida, en todo momento, siempre ha estado asociada a lo emocional.

¿Qué comes por la noche? Esa es la clave para adelgazar

"Hay gente para quien la comida ejerce el mismo efecto - excitante o calmante- que las drogas y es capaz de desarrollar un trastorno alimenticio que les hace comer sin hambre, por tristeza, alegría o ansiedad", asegura el doctor.

En tales casos, el tratamiento debe centrarse en el desorden alimenticio y emocional en su causa y no en la enfermedad, "la obesidad", Explica.

No solo en los "enfermos"

El doctor no solo se refiere a algunas pocas personas que están muy enfermas y comen compulsivamente. La verdad es que la mayoría de las personas, en mayor o menor medida, deben revisar su relación con la comida.

"Bebemos y comemos para para celebrar, pero también recurrimos a la comida cuando estamos tristes, especialmente a los alimentos más calóricos. Muchas veces nos damos el derecho de los excesos porque nos decimos que 'nos lo merecemos'", dice Kaufman.

El brasileño considera que este fenómeno se debe a que relacionamos la comida con un premio o cosas buenas no solo porque nos sirve de alimento, sino porque las celebraciones -ya desde nuestros primeros cumpleaños-, son siempre hechas con comida calórica.

"Nadie conmemora una conquista o se consuela de una pérdida comiendo lechuga", dice.

La comida no es un premio

Así que para tratar este mal hábito es necesario deshacer estas asociaciones y contener los impulsos que ya están automatizados en el comportamiento.

"Yo recomiendo a mis pacientes que creen un botiquín de emergencia [con alimentos saludables] para [tener a mano en] los momentos de malestar, porque la tristeza es mala consejera", explica el experto.

Otro consejo del psiquiatra es organizar un diario de alimentos: escribir lo que comes en qué día, cuando, qué cantidad, donde lo comes y si lo comes acompañado o no. "La compañía es importante porque hay personas que nos hacen más tensa y hacen comer más, "alerta.